En la ribera del río
fluyen amores antiguos.
Entre adelfas, acebuches,
prometen sus almas a la diosa,
donde se encuentran sus cuerpos
desnudos.
Besos que saben a miel,
labios que habitan en el río
palpitando.
¡oh Diosa Tanit!
¿Han sido celos?, dime,
¿Por qué te has ofendido?.
Fue prometida tan joven,
para ese viejo comerciante,
que por riquezas su familia ha
convenido
Su amante parte a tierra lejanas,
porta escudo y falcata
e hiere su daga en el frío.
Caricias que evocan cada noche
y les embriagan los sentidos
Ya sólo quedan suspiros,
Que desbocan, eternamente,
con el caudal muy vivo.
Ya sólo quedan rocas de historia,
cubiertas de amores perdidos.
Entre la sombra del quejigo,
el viento, a los amantes,
rememora lo que no ha sido
Versos que tañen tristeza
con un lloroso quejido.
Que el petirrojo, en los sauces,
envuelve con alborozo y trinos
Y el río no cesa, cabalga,
para llevar cada primavera su recuerdo,
buscando la mar y el olvido.
Triste pero muy bonito.
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