viernes, 2 de octubre de 2015

Para todos aquellos que dicen que los inmigrantes tienen la culpa...



Para todos aquellos que dicen que los inmigrantes nos quitan el trabajo. Para todos aquellos que creen que los inmigrantes no quieren adaptarse a las costumbres de aquí. Para todos los que defienden que la sanidad o la educación van mal porque los extranjeros tiene colapsados los servicios públicos. Para todos los que piensan que los vienen de fuera viven de las ayudas y en realidad no quieren trabajar. Y para todos aquellos que opinan que las personas que están lejos de sus casas son el nido de la delincuencia, para todos ellos.


También para todos los que vivimos la niñez en familias de emigrantes, para aquellos que nos emocionábamos cuando parte de nuestras familias más directa retornaba en vacaciones, cuando te conmovías en lo más profundo del alma en la despedida y cuando sentías oyendo, con ese tocadisco de los setenta, una sensación inenarrable, en esos pocos momentos que la familia estaba unida, con la canción de Valderrama: "cuando salí de mi tierra, volví la cara llorando, porque lo que más quería, atrás lo iba dejando".

Para aquellos que partieron con una maleta con una sola muda y muchas ilusiones, sin conocer el idioma en tierras extrañas, para los que fueron mano de obra barata para países con un alto ritmo de desarrollo y muchas divisas para nuestro país, que supuso el soporte para crear las bases de nuestra actual democracia.

De la misma forma para todas la madres y padres de hoy en día, que siente un extraño estremecimiento cuando oyes la voz de la persona que tanto quieres lejos tu de lado, que no lo puede curar con tantas nuevas tecnologías, a los que sienten  parte de su alma herida con los anuncios que recuerda de los que tienes a tanta distancia, cuando sientes miedo cuando oyes en las noticias algún comentarios xenófobos en las tierras lejanas donde tienen su hija o su hijo.

Para esa democracia nuestra, que después de varias décadas no sabe darle la oportunidad a los nietos de los que partieron entonces y se marchan fuera de su tierra a buscar esas oportunidades.

Para todos los que nacimos aquí, no olvidemos nunca lo que somos ni de donde venimos ni de donde viene nuestro estado de bienestar, ni olvidemos el respeto que se merece todo aquel que ha sentido a si mismo o a su pueblo alguna vez extranjero, no olvidemos nuestra identidad ni perdamos ese respeto, porque dejaremos de ser nosotros mismos.


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