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Ocurrió lo que se veía
venir... he recibido la “bulla” de las altas instancias. Nada menos que un aviso
de Júpiter, dios de todos los fenómenos celestes. Y no es algo para tomárselo a
broma.
Me amonesta diciéndome:
“Cupido, no estás llevando a cabo tus funciones. Tú no eres un simple romántico”. Así, de esa forma, me
he propuesto enmendarme y darle difusión a una serie de pócimas que les puede
interesar. Antes una advertencia... que solamente adquieran estos antiguos
saberes si realmente están “incumbidos”.
Lo primero aclarar que
estos prodigios tiene 5 días naturales para su prescripción. Y por otro lado, decirles, que la fórmula no es
válida para cualquier configuración. Sin entendemos las mujeres con M y los
hombres con H, estás sería las combinaciones posibles:
HH-MM-HM-HHMM
Ante una combinación más
numerosa o distinta pierde todos sus efectos, por lo tanto no vale la pena
intentarlo con la recetas que les propongo ahora. Verdaderamente lamento que
sean tan limitadas. Quizás en otra ocasión muestres esos secretos, que no
guardo con gran recelo ni mucho menos.
Aunque vayamos al grano,
en primer lugar tienen que tener preparado todos los ingredientes y los utensilios
necesarios. Les muestro un listado detallado del que no debe faltar nada de
nada:
Para el néctar previo
preparatorio con las orientaciones de un BarKeeper de las mismas Germanias
Hielo, 30 ml de Ginebra,
15 ml de Cointreau, 15 ml de zumo de limón, granadina, azúcar glas y una clara
de huevo. Una copa enfriándose en el congelador, mazo de madera, recipiente
donde se puede agitar los ingredientes y un colador.
Una receta de Apicio
ligeramente modificada para la pócima de amor
Horno y cazuela de barro,
recipiente para la salsa, papel y rotuladores de tinta comestibles, trozos de
avestruz, pimienta, apio en grano, menta
silvestre, sal de escamas, dátiles,
miel, vinagre, vino de pasa, un poco de aceite, patas de escarabajo y antenas
de grillo.
Nota: Los dos últimos
ingredientes, las patas de escarabajo y antenas de grillo, en realidad no son
necesarias. Me gusta incluirlos en el recetario que dar ese toque algo “exótico”,
por decirlo de alguna manera, obviamente se debe al aprendizaje de uno de mis
mentores, el griego Dioniso, dios de los placeres.
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Aunque esto de los
grillos no hay que tomárselo a broma, en una ocasión en el mismo Panteón Romano,
debajo de los aposentos del mismísimo Dios Martes, no paraba un grillo de
cantar, cri, cri, cri, cri, cri...
El grillo no las vio
venir, “el pobre”, ya que Martes no destacaba precisamente por su paciencia, sino
por su espíritu guerrero. Así que de un salto se acercó al lugar y golpeó con
fuerza la pared de mármol con su escudo mágico, donde descuidadamente cantaba
el infeliz. Lo peor fue el “estropicio” que llevo, nada menos, que a la
contratación de la mejor cantera y los mejores artesanos del mármol, no digo
más... prosigamos.
Preparación de la Pócima
Enciendan el horno a 200
grados, preparen la cazuela y sus condimentos. Escriba con el papel y rotulador
vegetal los nombre de la configuración deseada, es obvio no olvide “el suyo”, y
“pa dentro a la cazuela”. Laven los trozos de avestruz y los dátiles y “pa
dentro a la cazuela”.
Preparen una salsa en un
recipiente adecuado para ello. Viertan el aceite, el vinagre, el vino de pasa,
la pimienta, la menta silvestre, el apio en grano y la sal de escamas y con
paciencia pásenla con el mortero. Una vez compactada vuelquen en la cazuela y
remueva el papel vegetal, el avestruz y los dátiles. Pongan una capa de miel
una vez removido por encima e introduzcan la bandeja en el horno.
Se mantiene unos 10
minutos a 200 grados, entonces se baja a 140 grados. Cuando lleve 30 minutos
con esa temperatura llega el momento de elaborar el necesario néctar para que nuestro hechizo de un buen resultado.
Metemos el hielo en una
bolsa y con un mazo de madera golpeamos lentamente, sin frenesí, eso tiene que
venir después. Cojan un recipiente que puedan cerrar. Y vuelquen dentro los 30 ml de Ginebra, los 15 ml de Cointreau,
los 15 ml de limón y la clara de huevo. Ojo, sólo la clara, practiquen si es
necesario con una docena de huevo.
Viertan el hielo no muy
picado y remuevan con paciencia, ya saben... sin frenesí.
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Cuando sea una mezcla homogénea
preparen dos platos pequeños, en uno ponen granadina y en el otro azúcar glas.
Saquen la copa del congelador y apóyenla boca abajo en la granadina un minuto y
otro en el azúcar glas. Y, entonces, boca arriba, viertan la mezcla homogénea hasta
llenar la copa pasada por el colador. Y disfruten con fruición de su espuma y del
toque anaranjado del Cointreau.
Bebiendo pequeños sorbos
se deja el horno unos 15 minutos a 200
grados, se apaga y se espera otros 15 minutos, claro, sin dejar de beber pequeños sorbos del néctar.
Y... listo. Prueben el avestruz y los
dátiles, asimilen y perciban sus sabores y si se acaba el néctar se
puede preparar otro. Eso sí, sosegados, no hace falta 3, 4, 5 o 6... que pueda pasar que desnud@s al
amanecer les encuentren sus vecin@s delante de sus mismas puertas.
Por ello, sigan las
instrucciones, tengan muy en cuenta que existe una relación inversamente
proporcional entre el exceso de néctar y los preámbulos que le esperan cuando la
pócima surja efecto, que la tendrá. No puedo menos que recomendar
encarecidamente: moderen el alcohol y deléitense en los preámbulos
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