En un
lugar remoto la mujer esperaba al hombre que amaba
En las
fuentes se reflejaba su hermoso rostro
Y con
sus lágrimas se llenaban los arroyos que desembocaban en el río.
¡Ella esperó
tanto tiempo a su amor!
Que la luna, hechizada, poco a poco la fue
convirtiendo tan sólo en lágrimas
Cuando
él regresó a casa de su larga ausencia
Se la
encontró vacía y no sentía su olor en su
lecho.
Sólo
sentía un rumor intenso que le atraían con excitación.
Con
ella respiraba, con ella respiraba tan sólo amor.
Ya no
sentía la respiración, ya no sentía la respiración.
Caminó,
caminó y extendió su mano buscando… no la encontró.
Por la
noche la luna brillaban con fuerza en el río
Su
llamada como una daga que se hunde en su pecho entró.
En el
río se sumergió y siguió su cauce buscando de nuevo sus caricias
Y tanto
se hundieron dentro de él en ese río dónde la amó
Que
como un espíritu de la naturaleza su cuerpo en el agua se desvaneció
Ahora ambos
se sustentan de los sueños de los amantes
Que en
la ribera de ese río se prometen verdadero amor.
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