Antes
de abandonar el barco que había partido desde Cartagena a Marsella, con la
tristeza en su semblante, Alfonso XIII no pudo evitar echar a llorar, era el día
15 de abril de 19 31,
tan sólo un día antes en España se había proclamado la II República, ya no
volvería a pisar el país donde había reinado, era un Rey depuesto, un exiliado.
Con
anterioridad, las elecciones municipales del 12 de abril de 19 31 habían sido
convertidas, por republicanos y socialistas, en un plebiscito a favor o en
contra de la monarquía. Aunque el resultado general fue un triunfo ajustado
para los monárquicos, en las grandes ciudades, no influidas por los caciques,
había sido un triunfo claramente mayoritario de los republicanos, que se
interpretó como un rechazo a la monarquía.
Para
intelectuales como Ortega se trataba de “reconstruir el Estado”, supuso el
final de la Restauración borbónica, iniciada con Alfonso XII, padre del Rey
depuesto, en 1874. Con un sistema bipartidista, configurado en el inicio por el
malagueño Canovas del Castillo, que fue degenerando en corrupción política y caciquismo.
Asegurar
que nos encontramos en la misma situación parece muy arriesgado, tal vez
incluso irreflexivo, aunque aseverar sobre la existencia de algunas variables
similares puede ser admitido con bastante probabilidad de certeza, así como
hacerlo sobre el pobre aprendizaje que heredamos de nuestra historia en este país.
Las
recientes elecciones europeas han supuesto un cambio no esperado en los
resultados electorales en España, donde el bipartidismo protagonizado por el
binomio PP-PSOE obtuvo un 49% de los votos, el porcentaje más bajo en toda la
democracia. También se produce una bajada o estancamiento de los partidos satélites,
como nacionalistas, UPyD o IU, que pactan y gobiernas con ellos en diferentes
territorios como Andalucía.
Si
consideramos, además del auge de PODEMOS, los votos de otros partidos que
defendía la idea de un nuevo proceso constituyente, la idea de “reconstruir el
estado”, ante la corrupción y degeneración política, con las grandes escándalos
conocidos, parecía altamente previsible suponer la posibilidad de que los
grandes partidos no habían tocado fondo, pudiendo ser de esta forma una mayor catástrofe
en próximas elecciones.
No
es, por lo tanto, una paranoia conjeturar que la abdicación de Juan Carlos I,
en su hijo Felipe VI, están intrínsecamente relacionado con los últimos
resultados electorales. Como la marcha de Rubalcaba por Pedro Sánchez o la
reciente renuncia de Ana Botella a la alcaldía de Madrid.
Antes
de concluir, haciendo una reflexión sobre PODEMOS, quisiera dejar clara una
cuestión, por si hay alguien que le quedara alguna duda, no tengo ninguna
intención de presentarme en ningún tipo de partido político, defiendo mi
postura como un ciudadano preocupado por la situación, el poder ejerce de forma
libre, crítica y responsable mi derecho de sufragio activo, es decir el ir a
votar. No hay por mi parte ningún deseo de ejerce mi derecho al sufragio
pasivo, el presentarme alguna lista para que me voten.
De
todas formas como puede haber quienes piensen: “si habla de política y dice que
no se va a presentar, probablemente lo haga”. Pues no, os animo a que se mi
presento me escupáis por la calle a mi paso y me digáis que soy un sinvergüenza
en la misma cara, sin cortarse. Espero que con esto último quede lo
suficientemente claro para la mayoría cual es mi posición.
Y
ya entrando en lo “menudito”, con ello no quiere decir que todos los políticos
tengan que ser iguales, ni tampoco que no sean precisos, todo lo contrario,
bajo mi opinión personal defiendo que ahora más que nunca necesitamos políticos
honestos, sin que por ello no quiera decir que también hacen falta albañiles,
carpinteros, cocineros, médicos, policías o maestros, ni tampoco que se
defienda mayor participación ciudadana en las decisiones que nos importan a
todos.
Se
trata de “podemos”, más que PODEMOS, que si los ciudadanos lo ven como una
alternativa posible es respetable, que si no cumple las expectativas no tiene
que repetirse en próximas elecciones, se deben buscar otras opciones. Se trata
de políticos honestos, también en los partidos de siempre, que deben estar por
encima de las directrices que les marcan y defender a los ciudadanos por encima
de su partido, se debería sentir más vergüenza y ser más crítico con la
corrupción interna que criticar a los otros y a los jueces que juzgan a los tuyos, eso no es una postura honesta, en
ese aspecto han dejado mucho que desear el bipartidismo y partidos satélites,
de forma mayoritaria.
Es
preocupante la falta de oportunidades para los jóvenes, el aumento de la
pobreza o que los grandes casos de corrupción de este país queden indemnes,
reflexionemos, seamos críticos, no es sólo la palabra “podemos”, hagamos la democracia más
participativa, hay que regenerarla, creo que la palabras más apropiadas serían "debemos" ser responsables y no hacer lo de siempre con los de siempre, está en juego nuestro presente y el futuro de las nuevas generaciones.
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