domingo, 19 de abril de 2015

Educar hacia el Patrimonio Histórico y Arqueológico con el Teatro.

La educación, en el buen sentido de la palabra, no es una mera transmisión de conocimientos, incluso no es solamente la adquisición de un conjunto de competencias, término muy de moda en la actualidad en los centros educativos, al fin al cabo si cambiamos el nombre de los conceptos y actuamos de la misma forma, sólo se produce un cambio real en la apariencia, sin que exista mucha variación en los patrones usados desde siempre, de cómo se han hecho siempre las cosas. 

Se extrañarán, algunos de mis asiduos lectores, verdaderamente espero que esto último sea así, “que tenga algunos…”, que tome en este escrito un tono tan circunspecto y técnico, expresándome como pedagogo, para ello soy “licenciado” en estos menesteres. El entrecomillado viene a colación por dos debates distintos, para los amantes de la historia, que fueron apasionantes, que hemos tenidos la suerte de vivir de lleno en las pasadas Jornadas de Historia y Arqueología de Jimena de la Frontera.  


Así que  se trabajan competencias, no obstante no siempre es una premisa fundamental el cultivar la creatividad y el aprendizaje por descubrimiento, además nos encontramos que la Educación en este aspecto puede derivar en dos alternativas diferentes, por un lado permite cultivar la creatividad, por otro, caminando en esas mismas pautas de actuación de siempre, puede llegar a ahogarla.

En lo relativo a la educación patrimonial, se considera como la acción pedagógica dirigida a fomentar la preservación y difusión de nuestro patrimonio cultural, concretamente, si hablamos de forma específica del Patrimonio Histórico y Arqueológico, se dirige al conocimiento de la herencia legada por nuestros antecesores a lo largo de los siglos en este mismo espacio geográfico, al conocimiento de nuestra propia identidad y a la construcción de la memoria colectiva. Para comprender el presente es una condición sine qua non.

Si queremos sembrar hay que educar en actitudes, no sólo en conocimientos, es obvio que requiere diversos recursos pedagógicos para intervenir con los menores, para ello se considera que el constructivismo y aprendizaje significativo responde muy bien a estas premisas, evidentemente adaptado al desarrollo cognitivo que se plantee, no es lo mismo abordar proyectos en Educación Infantil, que hacerlo en el 3º Ciclo de Primaria, no por ello no dejar de compartir la necesidad de sondear sus conocimientos previos en el inicio y de favorecer el aprendizaje por descubrimiento.

De forma específica el uso del teatro como una herramienta educativa, en general, para cualquier materia, cuenta con un gran potencial, no sólo porque favorezca la expresión corporal o porque facilite la pérdida de la vergüenza cuando se actúa ante un público, que no dejan de ser interesantes. Ni porque se busquen grandes obras, o por el hecho de buscar buenos actores, o crear espectadores, se trata de educar y se trata de favorecer la creatividad desde lo cercano, desde lo cotidiano.

No obstante, ¿El Teatro puede servir para educar hacia la sensibilización y difusión del Patrimonio?. Estoy convencido de que sí, como una herramienta entre otras muchas, como un recurso más, eso sí con unas posibilidades formidables.


Las últimas representaciones que se han llevado a cabo lo demuestran, ya sean pequeñas obras o guiñoles, en una creación colectiva de carácter histórico, dando cabida a lo cotidiano, en donde en los ensayos requieren una condición fundamental… dejar paso a la improvisación, se crea un borrador, se presenta y si gusta se convierte en texto abierto en ese momento.

Curiosamente, las experiencias vividas en estos dos años con la Asociación Tanit y la Asociación El Corral de la Paca, a la mayoría de menores les cuesta  modificar el guión escrito y les parece extraño que se les pida improvisación, eso en un principio, les cuesta desatar su creatividad sólo en un principio, afortunadamente se sueltan.



Teniendo en cuenta, que más que el resultado final en sí, lo verdaderamente enriquecedor es el proceso. Al final te hace sentir un enorme orgullo cuando el grupo se cohesiona, favoreciendo las interacciones sociales y haciendo el texto suyo, dando riendas sueltas a su creatividad, aprendiendo historia y estimulando un enriquecimiento grupal e individual hacia el patrimonio, hacia lo que somos, hacia nuestra propia identidad.

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