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Extraído en: "La Higueruela Jaén" |
Al amanecer, con los caballos ya extenuados, entraban en la ciudad de Ronda. Después de ordenar a sus hombres que se retiraran, se dirigió directamente al palacio de Ibrahim b. Muhammad al-Qabsani, al-Caíd de Ronda, acompañado de María.
En cuanto estuvo delante de su al-Caíd solicitó que la
cristiana fuera tratada como una huésped de honor y no como una cautiva,
Ibrahim que conocía bien al mejor de todos sus hombres, accedió a sus deseos
con una gran sonrisa, nunca había visto su lugarteniente embriagado por una
mujer de esa forma.