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Noche de reflexión en el Estadio de Fútbol.
El partido ha comenzado. Un individuo lleva un corte de pelo rapado y tatuada la esvástica en su espalda, en su chaqueta, por debajo del hombro derecho, cosida una bandera con tres bandas horizontales: roja, amarilla y roja. En el centro de la bandera, henchido de orgullo, muestra un águila. El símbolo de la mayor grandeza del mundo mundial, nada menos que una España única e indivisible, paradigma de las grandes naciones, reserva de los valores más castos y católicos de todo occidente.
En ese momento, de imprevisto, Zidane, su admirado entrenador, realiza un cambio táctico que hace que se inicie una jugada sin igual con el cuero oficial. Sus jugadores más idolatrados, Benzema y Hazard, entre paredes y toques, acaban metiendo un "golazo" de los que hacen historia. Se desgañita a voces de alegría, mueve su cuerpo con tanta ansía y felicidad, que se da unos golpes tan tremendo en la bandera cosida en la chaqueta, que me temo que águila pueda necesitar reanimación asistida.
Cuando acabe el partido, pleno de euforia, recogerá las cadenas escondidas e irá a buscar a ver si encuentra alguno de esos inmigrantes "magrebíes" para su esparcimiento (en realidad él, salvaguarda de occidente, los llama de otra forma, acompañado de una jerga de insultos para el caso que vienen pintiparados). Y ya para que la noche sea "cuasiperfecta", sólo faltaría que al día siguiente su partido político lo bordara en las elecciones generales. Ya vuelve soñando a casa de madrugada, ya se imagina hasta un muro rodeando Gibraltar..."los pobres" que culpan tienen.
¿Realmente somos xenófobos?
¿O el parecido a la realidad de esta historia es pura coincidencia? Como hijo de emigrante, también he sido emigrante y ahora padre de emigrante, nacido en una tierra que a lo largo de la historia ha sido el hogar de pueblos muy diversos, en sus lenguas, religiones, en su color de piel, en su cultura, etc... me parece muy preocupante el auge del extrema derecha en el conjunto de España, en Andalucía y en el Campo de Gibraltar, nuestra comarca abandonada.
Un camionero andaluz en la frontera
Aunque he dudado en comenzar con fútbol o hacerlo en el paso de la Jonquera. En este caso, nuestro protagonista, lleva un fino corte de pelo, su bandera tiene muchas más franja rojas y amarillas. El individuo corta el tráfico a los camioneros que se dirige hacia Europa. Todo esto por la libertad y para la ruina familiar de muchos transportistas autónomos, entre ellos muchos andaluces. Que "guena gente" por no nombrar a su... que no tiene culpa.
De toda formas también es una opinión personal y su parecido a la realidad también es pura coincidencia.
Y para concluir una reflexión local
Nos encontramos en un hospital la comarca, en este caso el individuo de referencia no lleva ninguna bandera. Lo acompañan dos policía nacionales a urgencia, ante la sorpresa de los sufridos usuarios de esta comarca, observa como una cuadrilla de individuos lo rescatan de la policía... naturalmente, no podía se de otra manera, genuinamente "El Campo de Gibraltar".
Mientras tanto, los resultados electorales comarcales han convertido en la segunda o tercera fuerza al partido que representa el extremo más a la derecha del espectro político, en todos los municipios de la comarca.
Sin dejar de mostrar una gran preocupación por ello, que la merece sin dudas, eso por un lado...
Por el otro tenemos a una comarca con "peculiaridades", por decirlo de alguna manera, la otra forma de decirlo sería que tenemos problemas de narcotráfico, su carácter fronterizo con el Puerto de Algeciras, el Brexit que nos viene, la alta tasa de desempleo, los problemas en la sanidad (ahora y antes o antes y ahora), los problemas medioambientales con la gran industria y la Seca de nuestro Parque Natural, sobre la pobre inversión para la protección de nuestro enorme legado histórico y arqueológico o el estado de algunas de nuestras carreteras.
Singularidad y carencias reconocidas desde la Junta de Andalucía, el Gobierno de España y la UE, también por todas las fuerzas políticas. Sin embargo con una población de 270 mil habitantes no tenemos ni un sólo representante en el Congreso de los Diputados.
Está claro que cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia, ¿no les parece?
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