viernes, 4 de febrero de 2022

Curiosidades y Mitos de la Antigua Roma: Los calvos y remedios para la calvicie

Extraída en el siguiente link

 Nos narraba el historiador Suetonio, que no había más placer para el Divino Julio Cesar, que el derecho a llevar a perpetuidad una corona de laurel. Pues no había mayor defecto que le fastidiase que sus enemigos se burlarse de su calvicie.

Enemigos y hasta su propia tropa, a pesar que era muy venerado por sus legiones. De hecho los legionarios cuando volvían de la conquista de las Galias, le cantaban a Julio Cesar en las puertas de Roma:

Ciudadanos, vigilad a vuestras mujeres:

Traemos con nosotros al adultero calvo:

En las Galias te puliste, jodiendo,

El dinero que pediste prestado

El mismo Suetonio cuenta una historia del perverso y sádico Emperador Calígula. A falta de ganado para alimentar a las fieras destinadas a los espectáculos, fue a elegir a los condenados que podría servir de aperitivo para alimentar a las bestias salvajes. Es “comprensible” que estudiar los expedientes judiciales fuera un engorro, así que de un vistazo a los presos ordenó que cogieran a todos los que había “desde el calvo hasta el otro calvo

No hay publicación de esa época, pero es muy probable que a partir de entonces, en las mazmorras romanas, no hubiera nadie con el valor suficiente para situarse entre un calvo y otro calvo, podría ser extremadamente perjudicial para la salud.

Se sabe que uso de las pelucas viene de muy antiguo, aunque son los romanos quienes lo perfeccionan, ya que los romanos consideraban la calvicie como una deformidad física, en definitiva: la calvicie estaba muy mal vista para los romanos.

Eso sí, era todo un arte confeccionar las pelucas con el pelo de los germánicos, de tal manera que era un símbolo de riqueza y poder utilizar estos complementos de belleza, De hecho, además de lo bien que lo venía el laurel a “Julio”, otros emperadores usaron pelucas como Domiciano o Caracalla.

En cuanto a los remedios para la calvicie, sabemos que Galeno, el más prestigioso médico de la antigua Roma, también le prestó atención. Entre otras cosas decía que “la grasa del asno contiene energías que favorecen el crecimiento del cabello”. Menciona de la ortiga: “La semilla friccionada en la cabeza hace crecer de nuevo el pelo, en tanto que la raíz seca es agente depilatorio

Otro de los médicos más famosos, Celso, utilizaba como remedio para la alopecia la tinta hecha con hollín. Es curioso que eminentes sabios de la época, como Dioscórides, Plinio o el propio Galeno, al mismo tiempo que indican propiedades depilatorias del arsénico, aseguren que es útil para la alopecia. Eso sí, solamente frotado en el cráneo con dosis mínimas para producir solo una irritación pasajera, tomada de otra forma produce una calvicie permanente, no se emocionen

Para concluir, hablando de pelucas, nos referiremos a la esposa del emperador  Marco Aurelio, Faustina la Menor, que poseía más de 150 pelucas de diversos tamaños y colores, probablemente una de las emperatrices más famosas por sus diversos peinados. Marco Aurelio y Faustina cuentan con raíces hispanas de la Bética. De hecho, hay quién dice que su abuelo tenía lazos familiares con los Herennius, ya entraremos en otra ocasión de forma más seria en esas raíces.

2 comentarios:

  1. Interesante artículo sobre curiosidades sobre la antigua Roma, hasta Ovidio afirmaba:

    “Feo es el campo sin hierba , y el arbusto sin hojas y la cabeza sin pelo”

    De Rosario de Madrid

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  2. Si señor, artículo muy instructivo.
    Lo de la ortiga sigue aún en nuestros días, aunque yo pensaba que era con las hojas y no con las semillas....

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