Voy caminando de madrugada por las calles de una ciudad, sin embargo no me siento perdido. Una mujer solitaria llora amargamente sentada en un banco, mientras, cerca de allí, dos jóvenes se entretiene golpeando una papelera. Una patrulla nocturna se acerca con las sirenas encendidas mientras la ciudad disimula que duerme. Están todas las almas enardecidas bajo sus techos, sin embargo se ocultan entre las sábanas y ya nadie se atreve a mirar por las ventanas
Me alejo de allí, por esa bocacalle donde las farolas de luces tenue me acercan a un lugar no visitado jamás. La lluvia arrecia con el viento, aunque aquí no huele a tierra mojada, mientras mi cuerpo se encuentra desnudo de ropaje y de emociones. Se acerca el fin de mi camino, las gotas de aguas caen sobre mis ojos y deja borrosa la huella de mis últimos suspiros
No me apenan los sueños no cumplidos ni los gritos que aguardan en el silencio de esta ciudad. Las gotas de agua nublan mis recuerdos, es como una herida que se hunde en los más recóndito de mi corazón. Ya solamente me queda resignarme en esta extraña ruta urbana y dejar que mi alma se deje ir, nada me retiene ya y poco a poco se va oscureciendo mi vida a través de sus calles
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