sábado, 31 de diciembre de 2022

Las travesuras de Cupido... Nochevieja con mango

 



Las travesuras de Cupido... Nochevieja con mango

Es normal que la salud me afecte para cumplir mis obligaciones como dios del amor y ayudante de la diosa Venus, lo que estaba provocando un serio disgusto en el Panteón Romano, la casa de todos los dioses y el enfado de Júpiter, dios soberano, vengativo y cruel con quienes no cumplían con sus designios.

De esta forma, con la intención felicitar un nuevo año, he visto necesaria  preparar una de mis pícaras travesuras. Como el Panteón ya se estaba preparando un banquete para la última cena del año, con la mesa colmada de ricos manjares y deliciosos néctares, como el que no quiere la cosa, me dio por probar ese fruto anaranjado, con una mixtura dulce y agrio que se encontraba sobre la mesa.

No podía ser de otra manera, asiendo  dos flechas de mi carcaj mágico, las froté con esta fruta exótica y me puse a la búsqueda de las víctimas propicias para mis travesuras. Gracias a Mercurio, dios de los mensajes, la comunicación y la fronteras, entre otros y que en la actualidad también se ha convertido en un usuario avezado de las nuevas tecnologías y las redes sociales, me transmitió un curso adelantado de herramientas de internet para buscar pareja, con solo tocarme con su caduceo de olivo.

Así, que a través de la red “Solteros50”, configurada para personas maduras y con fama en más de 30 países, encontré en la misma ciudad a Alicia y Manuel, que buscaba con premura alguien para compartir la cena de nochevieja. Prepare mis dardos amorosos y con mi puntería certera que me caracteriza me puse en la faena... todo lo demás se encargó de hacerlo el mango.

PREPARATIVOS PARA LA CENA

Alicia se regocijaba de placer con el resultado de la receta, le producía tan dulce estremecimiento en su piel, que pensaba...  ¡Ay no sé qué tiene el mango!

Había dispuesto en una ensaladera grande trozos de pollo macerados con romero, sal pimienta y aceite de oliva. Después de 30 minutos aliñados los pasó por el horno 50 minutos para que estuvieran crujientes. Y al sacarlo del horno añadió los trozos de mango y lo roció de forma generosa con miel. Ella se sentía mojada imaginando a Manuel saboreando el dulce pollo afrutado con el mango.

Manuel deseaba conquistar el paladar de Alicia, soñaba que sus labios se sentirían tiernamente reconfortados con el maridaje del salmón con el mango. Así que se colocó el delantal de las ocasiones más especiales. Y comenzó como a él le gustaba,  con seguridad, hablándose a sí mismo, pasito a pasito, se decía:

Exprime el limón Manuel y reserva su jugo. Coloca la cebolla y un tomate picado en un bol. El salmón no debe tener ni una sola espina, riégalo con una cucharada de limón, otra de mostaza y cilantro, no se puede olvidar salpimentar, como dice Enrique, y que repose en la nevera tapado desde la noche anterior.

El mango hay que darle pasión y delicadeza para cortarle su pulpa, añadimos otra cucharada de limón, salpimentamos de nuevo y mientras lo mezclas mueve tu lengua alrededor de tus labios y pronuncia el nombre de Alicia tres veces.

Como último paso en una ensaladera lo mezclamos todo adornado con parmesano y cilantro. Manuel sentía el cuerpo de Alicia estremecerse en cada bocado de su plato en esa noche.

Es verdad que la cena en la casa de Alicia comenzó muy formal, es una pena que no llegaran a terminar los platos tan minuciosamente preparados, sin embargo me queda la satisfacción que en esa noche recorrieron sus cuerpos desnudos, impregnados sus labios con esa mixtura tan apasionada del mango, así, hasta que las primeras luces del alba, del primer día del año, los despertó abrazados.

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