jueves, 20 de octubre de 2016

Estadísticas y Políticas Activas para el Empleo.


Cuando hablamos de Estadísticas y Políticas Activas para el Empleo deberíamos tener la certeza que hablamos de cuestiones estrechamente relacionadas, nada más lejos de la realidad, es lamentable que sea de esta forma, ya que de ello depende las oportunidades que ofrecemos a los más jóvenes. 

Para darle sentido a lo que afirmo, comenzaremos definiendo los conceptos que se utilizan: 


En primer lugar, de forma resumida, la nueva Ley de Empleo estatal entiende por Políticas Activas de Empleo como el conjunto de programas, acciones, servicios y formación profesional, dirigidos a mejorar la empleabilidad de las personas, ya sea por cuenta ajena o ya fuese por cuenta propia, hace referencia a las personas desempleadas y también a las ocupadas, así como el fomento del espíritu empresarial y de la economía social.

Si nos vamos al concepto de Estadística para el Empleo de Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, nos dice que el objetivo primario es servir al proceso de toma de decisiones, para alcanzar un óptimo de eficacia en las decisiones que toman y permitir una evaluación de los resultados. Por lo tanto, se trata de un instrumento de evaluación y de transparencia política, que permite a los ciudadanos y a todos los agentes de la vida política, económica y social, juzgar las actuaciones realizadas y servir de soporte para configurar los nuevos planes, programas y servicios que se destinan al empleo.

La realidad de lo que se hace es bien distinta, habría que redimensionar las definiciones desde abajo hasta arriba si queremos adaptarlas a nuestro mercado laboral.

Nos encontramos con dos tipos de estadísticas sobre el “paro”, la EPA o Encuesta de Población Activa, realizada por el INE, el Instituto Nacional de Estadística, que utiliza una muestra de unas 200.000 personas, que se adapta a las directrices que establece Eurostat, que depende del Ministerio de Economía. Por otro lado tenemos las estadísticas sobre demandantes de empleo inscritos del SEPE, el Servicio Público de Empleo Estatal, que depende del Ministerio de Empleo.

Una y otra miden parámetros diferentes y suelen coincidir en tendencias, ambas con metodologías distintas y su utilización conjunta es quizás la información más rica. Sin embargo es destacable las diferencias entre una y otra. De hecho, por ejemplo, en el primer trimestre de 2016, el SEPE nos daba el dato de 4.011.171 parados, por los 4.791.400 de la EPA, “estadísticamente hablando: casi un 20 % de diferencia, sin duda diferencia muy significativa”.

En Europa se tiene en cuenta la EPA, así como las estadísticas homolagadas para configurar las políticas de empleo, en España... depende. De Guindos en Europa utiliza datos de la EPA y el Gobierno, dentro de nuestro país,  según lo más conveniente para las estrategias electorales y de partido.

Lo mismo se puede decir de las Comunidades Autónomas, como ejemplo en carne viva Andalucía, que aporta de forma continua los datos más sangrantes en estos lares de toda Europa. En la misma línea que las decisiones en las administraciones locales.

En estadística el término inferir se podría asimilar a la recogida de la información necesaria, basado en técnicas adecuadas, con la muestra de tamaño suficiente, que nos permita tomar decisiones correctas. Que permita una adecuada configuración de los planes, programas y acciones de empleo, para esa relación entre Estadística y Políticas Activas de Empleo. La realidad es bien distinta, ya que las conclusiones que se infiere de los datos, las decisiones a tomar están ponderadas en buena parte en términos partidista y electoralistas.



Así nos va, con la tristeza de muchas madres y padres que ven como parten sus hijos a otras tierras en buscan de mejores oportunidades.

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