martes, 4 de febrero de 2020

Las travesuras de Cupido... esa tarde tendrían sexo de forma desenfrenada


Ella acababa de despertar, se sentía bien a solas en su casa, ¡su marido la hacía considerarse tan insignificante!, como si fuera una simple pertenencia suya. Sin embargo, en esa tarde, se sentía dominadora y tendría a ese hombre tan sensible, que recientemente había conocido, subyugado entre sus brazos.
Él también se encontraba a solas en su hogar, tumbado en su bañera untaba su propio cuerpo con ungüentos de cañas aromáticas, canela y azafrán, su esposa le decía que eso no eran cosas para un hombre hecho y derecho. Sin embargo, en esa tarde, se dejaría llevar por esa fascinante mujer hasta el último de los más recónditos de sus deseos.

Ella, antes de salir, se colocó unos pantalones ceñidos y una camisa ajustadas sin sujetador, que le hacía que se sintiera tan bien cuando a cada momento sus senos en forma de campana, claramente destacaran. El necio de su marido se encontraba de viaje, como siempre esa tarde trataría de mostrar su masculinidad con alguna conquista, en arranque de pasión de unos escasos y breves minutos.
Él trataba de vestirse con tranquilidad, estaba tan nervioso, porque sus pensamientos constantemente viajaban a la habitación que habían alquilado de una pequeña pensión de la ciudad cercana, se derretía pensando en cuando llegará el primer beso de ella. Mientras, su irritable esposa, se encontraba todo el día de compras con sus amigas, necesitaba trajes nuevos para las próximas fiestas de su pueblo, para que sus maridos lucieran mujer y traje.
Ya cerca de la pensión, a la hora acordada, ella estaba decidida a llevarlo a besos bruscamente a la cama, desnudarlo y sin camisa recorrer cada palmo de cuerpo con sus labios y sus pezones rígidos y duros. Él, ya esperaba en la habitación, para que ella tomara la iniciativa, deseando tanto sentirse sinceramente entregado en todo cuerpo y alma a una mujer de verdad.


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